viernes, 4 de septiembre de 2015

Tiempo.

En el tren de regreso a casa observo como todo pasa y pasa, así como el tiempo. Mi mente analiza la situación en mi vida, no he tenido tiempo para pensar mucho en mis sentimientos, aunque sé que están ahí. Y no importa si pasan meses, lo que siento en mi corazón por Él no cambia, sigue siendo la misma intensidad. Me escribe y se me acelera el corazón, su voz es como una caricia a mi mente, un descanso de tantas cosas en mi cabeza. 

Y quizá si Él lee esto, pensará que es una tontería como puede que no lo piense así, para mi su manera de pensar sigue siendo un misterio para mi, creo que puedo encontrar muchas cosas maravillosas y diversas en su mente. En fin, como dije, su voz era un escape de la realidad por muy dura y cruel que sea, por eso de vez en cuando me gustaba contarle mis cosas sin importar si vaya a responder o no, algunas veces responderá y esos serán los segundos más preciados para mi. Y repito, por muy tonto que suene, él no se imagina cuánto vale para mi una respuesta de su parte, es lo más cerca que puede estar de mí. 

Él forma una parte de eso que llamo yo mi "muro de apoyo", hay muchas cosas ahí que me impulsan a seguir adelante sin importar qué. Él está ahí, aunque a mi lado no pueda. Y sé que algún día el destino me dará la oportunidad de agradecérselo personalmente, de todas las formas posibles, sé que algún día le daré las gracias por siempre haber marcado la diferencia. Y si me ha olvidados para ese entonces, de cualquier forma le haré saber que fue y es especial, aunque no esté. 

Lo quiero. 

Por siempre. 

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