sábado, 27 de junio de 2015

El significado de un piano




Si les menciono la palabra "piano" ustedes pensarán en el instrumento musical más completo, en aquel que sus teclas vienen en únicamente dos colores, el blanco y el negro, y su cuerpo puede ser blanco, negro o marrón, e incluso un color más llamativo. Aquel que cuando alguien lo toca produce un sonido muy suave y atractivo. Ese instrumento que a simple vista da a entender que no cualquiera puede tocarlo, que requiere mucho tiempo de practica para ser un gran pianista. Aquel instrumento que a mi parecer se necesita mucha habilidad en las manos para poder domarlo. Para ustedes, sólo eso es un piano. 

Para los pianistas (yo no lo soy) es eso, pero además es el instrumento que les apasiona. El que les hace amar la música. Es el instrumento que seguramente le da más sentido a sus vidas. 

Pero yo, cuando escucho la palabra "piano" o incluso cuando a lo lejos escucho su melodía, se me acelera el corazón. Este instrumento y el hermoso sonido que produce, significa mucho para mí, más de lo que ustedes pueden imaginar. Escucharlo me hace sonreír automáticamente, me hace recordar aquel hombre que una vez en mi vida curó todas mis heridas, que las hizo cicatrizar con tan solo sonreírme.

Aquel hombre que me hizo sentir tan feliz como nunca lo había estado. Tan enamorada. Tan ilusionada. Tanto así, que pude ver lo bonito y puro que podía llegar a ser el amor. 

El sonido de un piano se convirtió en un "amuleto" para mi. Escucharlo a él tocar este instrumento me daba vida, me hacía sonreír. Aún lo hace. 

¿Qué pasó con él? Pues prefiero no hablar de lo qué pasó si no en lo que él se convirtió para mi a partir del momento en que todo se quebró, lo nuestro era muy vulnerable.

Él se convirtió en un recuerdo hermoso que me gusta contemplar. Se convirtió en mi pequeño rayo de luz, que sólo puedo admirar a lo lejos. Y nosotros nos convertimos en un libro cerrado, que desearía con todo mi corazón, volver a abrirlo alguna vez.  

Muchas personas a lo largo de nuestras vidas nos dejarán una sola cosa, muchas heridas o nos dejarán huellas, que nos marcarán bonitos recuerdos. 

Él, dejó huella.


Siempre serás mi pianista favorito. 

Alguien.

Me hacía falta alguien. Me hacían falta besos en la frente. Besos en los labios. O un simple abrazo sinónimo de protección, amor. Me hacía falta besar una sonrisa. Me hacía falta reír con alguien. Me hacía falta algo, alguien. Hablar en pasado a veces me hace olvidar que todo esto es en presente. Que está pasando. Que duele. 

Quiero.
Amo. 
Anhelo. 
Deseo.
Adoro...

A alguien. 

Pero no me besa en la frente o en los labios. No me abraza. No me besa las sonrisas ni yo las suyas. No tenemos un primer ni un último beso. No tenemos nada. No podemos tener algo.

Y duele. 

Duele tanto como cuando me dolía que no me compraran aquel juguete que tanto anhelaba y soñaba tener. Duele como cuando llegué a grande y me di cuenta que tenía que llevar responsabilidades. Duele más de lo que podría imaginar. 

Podríamos tener todo, pero no tenemos nada. 

domingo, 7 de junio de 2015

Mi herida

Él y yo. Nuestro sentimiento crece cada día más, un sentimiento que muchos seguramente lo verán extraño e inútil pero, la verdad, no me importa. Lo único que sé es que me hace feliz ese sentimiento. 

Nos queremos, hace cosas por mi que ningún otro jamás había pensado en hacer. Yo digo cosas que jamás pensé que volvería a decir. Me alegro de que sea su sonrisa la que dispare flechas a mi corazón enamorándolo aún más. Me alegro de que sea su mirada la que cause un temblor en mi interior, volviéndome loca. 

Escuchar su voz acelera mi corazón como nunca lo había hecho antes. Aumentan mis ganas de sentir su piel y sus labios sobre los míos. Sus brazos a mi alrededor y su respiración en mi cuello. Todo esto, es lo que yo deseo sentir. 

Me volveré loca. Eso es tan certero como el hecho de que este amor al final causará una herida tan grande como la distancia que nos separa. Tan grande como la realidad que nos hace imposibles. 

Me volveré loca. Pero, él será mi herida más hermosa.