Era tu
manera de mirarme la que hacía que todas las mariposas de mi estómago, cansadas
de tanta amargura, revolotearan sin parar. Mi corazón emocionado, respondía con
rapidez ante tanta inquietud, brincaba muy fuerte, tanto así que por un momento
creí que se desprendería de mí.
Me
abrazabas y yo me quedaba sin palabras, tomaba aire para poder mantener la
calma. Cualquier mínimo roce con tu piel, bastaba para hacer que dentro de mi
explotara una bomba atómica de nervios.
Tus besos,
¿cómo puedo describir tus besos? ¿acaso eso es posible? A veces siento que no
existen palabras para describir ese anto en el cual tus labios jugueteaban con
los mios de una manera tan dulce, como si no quisieras romperme. Nuestras bocas
se amoldaban perfectamente a nuestros sentimientos, mientras que nuestras
lenguas eran la una para la otra y eso era perfecto.
Amaba
sentir como mi alma se encendía cada vez que me besabas. No sé con exactitud si
era amor pero, era algo que jamás voy a olvidar.
Te extraño.