miércoles, 25 de marzo de 2015

Él, seguirá allá.

Por ser el único en no haberse ido sin antes dejar rastro de una razón. Lo aprecio y lo detesto. Lo aprecio porque en cierta parte, la herida ha dolido sólo un poco menos que cualquier otra por el simple hecho de no haber desaparecido. Lo detesto porque lo quiero y no puedo tenerlo. Pero digamos que no es detestarlo al punto de odiarlo, es como detestar el hecho de quererlo. 

Él se queda allá, quizá para siempre. No lo sé. Pero el cariño sigue siendo el mismo, a pesar de todo, y le doy gracias por al menos demostrarme que hay personas buenas. Que no todas son tan malas como creí.

Soy egoísta, porque quiero que me haga feliz. 

Soy comprensiva, porque él también tiene que ser feliz. 

Soy egoísta, porque detesto el hecho de no ser yo quien lo haga. 

Soy comprensiva, porque...

Lo quiero. 


No sé si lo vuelva a ver (espero que sí). Y quizá ese día, lo vuelva a escoger a él.

Lo soñé. 
Y no sé cuánto tiempo lo seguiré haciendo. 


Hasta pronto


PD: Que seas feliz. Te quiero. Y si, te perdono. 

jueves, 19 de marzo de 2015

Él allá.

No sabía por qué este sujeto había entrado a mi vida, pero de algo si estaba segura y era de que él me estaba volviendo loca. Su sonrisa es  de esas que te contagian, no importa en qué situación estés. Su mirada es de esas que no puedes dejar de ver, no importa lo mucho que te quieras resistir. Su voz es de esas que quieres escuchar siempre, no importa en qué lugar estés. Y su presencia, es de esas que siempre querré tener. 

Cuántas veces he deseado sentir su contacto, su respiración sobre mi piel, sus labios en mi boca, su mirada sobre mí y sus manos recorriendo mi cuerpo. No sé qué es esto que me ha hecho, mi mente la invade segundo a segundo, todos los días, semanas y meses, no sé qué quiere de mi y yo no hago más que tratar de adivinar el por qué ha entrado a mi vida si no le voy a poder tener. 

He perdido la cuenta de las veces que mi corazón me ha dicho que le quiere. 

He perdido la cuenta de las veces que le he respondido: "él está allá, corazón". 

He perdido la cuenta de las veces que

Lo he visto. 
Lo he abrazado. 
Lo he besado. 
Hemos bailado. 
Nos hemos tocado. 

Y todo lo he soñado. 



Él allá. Yo aquí, soñando con él estando aquí.