Es
inevitable pensar en aquello que causa dolor y es que sé que puedo dejar de
hacerlo, distrayéndome haciendo cualquier otra cosa pero, en el pecho siempre
tendré esa presión recordándome que algo en mi vida anda mal, lo cual me lleva
de nuevo a eso llamado “pensar”.
Y es que de
tanto pensar en ello, llegué al punto en el cual me da miedo que el sol se
oculte y de pronto sea la hora de dormir. Ustedes dirán, “pero si al dormir te
liberas de todos tus problemas por un rato”, yo eso lo sé, pero antes de ese
leve momento en el cual dejas de pensar en los problemas y te hundes en tus
sueños, existen unos cuantos minutos exageradamente largos en los cuales toca
aguantar el silencio de la habitación y que luego de pronto la mente hable en
voz alta y te recuerde todo aquello a lo cual le habías estado huyendo el resto
del día.