martes, 11 de noviembre de 2014

Decisiones

Jamás me creí capaz de tomar éste tipo de decisiones, pero supongo que esto forma parte de crecer y madurar. A veces nos da miedo dejar de mirar hacia todo lo que dejamos atrás, nos da miedo dejar de ser extrañados o aún peor, que nos olviden. Cuando nos vamos de algún sitio también nos duele dejar a las personas que queremos, porque nos llenan y por más que sea, la distancia puede dejar cierto vacío que no puede ser ocupado por alguien más.

Y sin querer también duelen aquellas personas con las cuales se tuvo un problema que no pudo ser arreglado, y sin pensarlo mucho, las perdonamos.

Admito que los días de nostalgia son interminables, pensar en lo que hice, en lo que no y pude hacer, en lo que calle y en aquellas cosas que me arrepiento de haber dicho, es inevitable. Pero tal vez esto solo sea una parte del proceso para llegar a la felicidad y alcanzar mis sueños, y esta nostalgia valdrá la pena más adelante. Me  volveré más fuerte, y eso es algo que agradeceré al destino por haber puesto éste tipo de decisión ante mi y que por ahora, siento que es la correcta. 

Agradezco a aquellas personas que me apoyaron y me desearon el éxito, porque a veces sólo necesitamos que alguien nos diga "no importa lo que decidas, si lo sientes correcto, yo estaré ahí para apoyarte", para ser impulsados. Y ahora yo les digo a ustedes, no dejen que el miedo inunde su mente, es nuestro peor enemigo, podemos perder las mejores oportunidades si nos dejamos llevar por el. Recuerden que debemos perseguir lo que nos llena y nos hace sentir felices, no importa qué tan duro sea el camino, al final recibiremos la recompensa por haber sido tan fuertes. 

Y por último, una frase que finaliza uno de los mejores libros que he leído, simple pero, me pareció apropiado para éste final:

"Os deseo a todos una vida larga y feliz". 

martes, 9 de septiembre de 2014

Tú.

Era tu manera de mirarme la que hacía que todas las mariposas de mi estómago, cansadas de tanta amargura, revolotearan sin parar. Mi corazón emocionado, respondía con rapidez ante tanta inquietud, brincaba muy fuerte, tanto así que por un momento creí que se desprendería de mí.

Me abrazabas y yo me quedaba sin palabras, tomaba aire para poder mantener la calma. Cualquier mínimo roce con tu piel, bastaba para hacer que dentro de mi explotara una bomba atómica de nervios.

Tus besos, ¿cómo puedo describir tus besos? ¿acaso eso es posible? A veces siento que no existen palabras para describir ese anto en el cual tus labios jugueteaban con los mios de una manera tan dulce, como si no quisieras romperme. Nuestras bocas se amoldaban perfectamente a nuestros sentimientos, mientras que nuestras lenguas eran la una para la otra y eso era perfecto.

Amaba sentir como mi alma se encendía cada vez que me besabas. No sé con exactitud si era amor pero, era algo que jamás voy a olvidar.


Te extraño.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Me acordé de ti

Hoy me acordé de ti, y de las palabras dichas. Me di cuenta de que todos decimos muchas cosas pero, sólo una pequeña parte es cierto, el resto no es seguro.

Me acordé de que me decías que querías estar conmigo, fue ahí cuando empecé a llover. ¿Se puede dejar de querer a alguien tan rápido? ¿Olvidarla tan velozmente? Me pregunté.

No, tal vez lo que dijiste no fue cierto.


Lo que más duele es que jamás te dije que te fueras y que tú nunca te despediste. 

viernes, 18 de abril de 2014

Cada vez un poco más.

He contado los meses que han pasado desde el día en que te fuiste, tal vez ha pasado mucho o poco tiempo pero, yo siempre veré este calvario como algo eterno. Extrañar a una persona puede llegar a ser agotador; los recuerdos, aunque no pienses en ellos, están ahí y en algún momento aparecen... Luego empieza ese dolor que sólo llega cuando estas recordando algo que jamás volverá a pasar, ese dolor cuando extrañas algo o a alguien. Pero lo peor de todo es que te veo siempre, incluso cuando no estas..

Es imposible no verte, porque cada pequeña cosa me recuerda a ti... Te veo en el café que tomo todas las mañanas, en el desayuno, en el cielo que siempre observo cuando salgo a caminar, en las personas que se me acercan rara vez a preguntarme cómo estoy, en cada mensaje que me llega y no eres tú, en cada llamada que no lleva tu nombre, te veo en la lluvia y cuando cae la noche, te veo en la oscuridad que se acomoda en mi habitación cada vez que apago la luz, te veo en mi cama, te veo al cerrar los ojos, te veo incluso en mis letras, amor. Y por cada cosa que veo y me recuerda a ti, te extraño un poco más... 

domingo, 19 de enero de 2014

Sólo vuelve

Vuelve a verme como antes, que me acelerabas el corazón y me decías "te quiero". Abrazame y hazme sentir que más nada me hace falta en el mundo. Toma mi mano y dame un beso, dime que soy tuya y tú eres mío. 

Háblame, dime que quieres escaparte conmigo y olvidarte del resto del mundo, que envejeceremos juntos. Dime que soy la única a la que amas y te diré que siempre fuiste lo que amé. Repíteme cada momento de nosotros, que no quieres dejarme ir...

Sólo vuelve a verme como antes, como cuando tú y yo éramos el uno para el otro, ¿Lo recuerdas? 

sábado, 11 de enero de 2014

Cuando me miras

Cuando me miras me estremezco, y es que es como un pequeño terremoto que ocurre en mi corazón, late rápido y se pone nervioso. Luego viene la tormenta, cuando recuerdo que te alejaste hace mucho y estoy lejos de volver a tenerte.

Llueve, llueve en lo más profundo de mi alma, procuro que el río no se desborde y mis lágrimas salgan. No quiero que me veas débil, pues siempre quise ser fuerte para ti. Luego, trago el nudo que se ha formado en mi garganta, que cada vez aprieta y aprieta más hasta quebrarme la voz.

Y me sonríes, ¿no te das cuenta de todo lo que pasa dentro de mí?

Empieza a florecer una esperanza. La esperanza de que me digas, “vamos a intentarlo una vez más”, luego me abraces y yo disfrutar de tu aroma que siempre me llenaba y me hacía sonreír, hablo de aquellos abrazos que terminaban con un beso en la frente, eran mis favoritos. Pero, yo sé que sólo es eso, una esperanza… Y es ahí cuando todo se apaga dentro de mí y mis lágrimas amenazan con salir.

Entonces me saludas y me preguntas cómo estoy, mi sonrisa forzada no me delata. Y con una última punzada en el pecho, te respondo: “Bien”.

Es así.

Todos los días.


Desde que te fuiste.